David Barrufet: "El deporte es el mejor elemento integrador entre culturas que existe"
El exjugador de balonmano internacional ha recogido el III Premio Virtus en el Congreso Internacional de Ética y Deporte
-Han pasado casi dos años después de anunciar su retirada de las canchas, ¿qué queda del David como persona y del Barrufet como jugador?
-Creo que todo es uno, no podemos separar lo que es persona del jugador de balonmano porque para ganar no vale ganar de cualquier manera y es una manera de ver la vida. El deporte me ha enseñado a afrontar la vida, la manera de superar las adversidades, de trabajar el día a día, de la disciplina, del compañerismo. Del balonmano queda el recuerdo, los amigos, las vivencias y una vida dedicada a un deporte que para mí ha sido y es mi vida. Ahora, aparte de otro libro nuevo, un trabajo más normal, con fines de semana libre y que puedes compartir muchas cosas con la familia que desgraciadamente tienes que perder cuando estás siendo un profesional de un deporte.
-Transcurrido todo este tiempo, ¿qué le hubiera dicho al David Barrufet de hace 30 años que no sabía entonces?
-Creo que nada. Las cosas se tienen que ir aprendiendo poco a poco y tomando las decisiones que tienes que tomar. Creo que hubiera hecho lo mismo porque en esos momentos las decisiones que tomé eran las adecuadas y siempre y he podido estar equivocado o no, pero hay que ser conscientes de que fueron las mejores que tomé en ese momento y consecuentes. Hubiera intentado parar alguna más o pasar las estadísticas, pero eso no hubiera quedado bien. (risas)
-¿Tiene el deporte una deuda pendiente de reubicar a los profesionales que se retiran?
-Se está haciendo, lo que ocurre es que gran parte de la culpa es nuestra, de los deportistas, que mientras que estamos jugando no nos preocupamos de la formación. Afortunadamente en los últimos tiempos han cambiado y los deportistas están preocupándose de su formación mientras están jugando. Antes era muy fácil solo jugar y olvidarte de lo otro, pero ahora sobre todo desde las Federaciones y desde el deporte olímpico hay una campaña muy fuerte, para que los deportistas mientras jueguen se formen y luego tener una salida más viable. También hay acuerdos con Adecco para reubicar a jugadores y ahora se ha visto que es mejor formarles mientras jueguen, eso es mejor para tener una salida laboral digna. Mientras juegas vives en una nube, eres consciente de que un día se acabará, pero no le das la importancia que tendría que ser. Se está arreglando.
-En su caso, ¿cuándo llegó el punto de decidir la retirada?
-Fue hace muchos años, porque siempre dije que no quería llegar a los 40 jugando al balonmano, por decir una edad, pero luego me di cuenta de que era una edad acertada. Físicamente estás bien para seguir jugando uno o dos años, pero la cabeza te pide otras cosas. Los niños te pedían estar en casa. Cuando estás en Croacia jugando un Mundial y llamas a casa y el niño te dice llorando “papá, quiero que vuelvas”, se le rompe a uno el corazón y piensas en que has dedicado mucho tiempo al balonmano y he dejado de dedicar tiempo a mi familia, por lo que ya es hora de invertir la cosa. Tenía ganas de empezar a trabajar de abogado, una nueva vía, y cuando la cabeza empieza a funcionar de esta manera, de si es el momento o no de retirarse, hay que dejarlo. Cuando en tu mente haya una pequeña duda de qué será al año siguiente es el momento de dejarlo. También he de reconocer que no lo he echado de menos en ningún momento. Estoy fantástico y encantado con mi mujer y mis hijos, además de que he tenido la suerte de poder trabajar en el club en algo que me perite estar en contacto con el deporte o sigo siendo presidente de la Asociación de Jugadores de Balonmano, con lo cual sigo teniendo contacto diario.
-Para llegar a ser deportista de Alto Rendimiento, ¿qué es más duro: la fuerza física o la mental?
-Creo que es fuerza mental, lo que ocurre es que es tan bonito que no requiere de ningún esfuerzo. Es muy duro, pero cuando haces las cosas que te gustan y era tan bonito cuando estabas entrenando o jugando que a mí nunca se me hizo duro ese esfuerzo. Al contrario. Me lo he pasado muy bien. Los deportistas son unos privilegiados y lo seguiremos siendo. Es duro, dejas muchas cosas, a los amigos de lado, pero cuando son amigos sabes que estarán ahí, pero es una época de tu vida. Ir a entrenar cada día para esforzarme y mejorar para mí no ha sido duro.
-Usted ha sido elegido mejor portero del mundo en dos ocasiones, ¿qué supone más presión: el serlo o el mantenerse como tal?
-Es una alegría inmensa que te nominen mejor portero del mundo de tu deporte, pero me lo tomo como una anécdota porque sabía que si me iba al día siguiente empanado al partido, me metían diez goles seguidos, me cambiaba el entrenador y me iba a casa cabreado. Te gusta y te alaga, pero solo te motiva para seguir haciendo las cosas bien. Un jugador puede fallar, pero un portero a la que falla sabe que está muerto, son cosas que son bonitas y que te motivan.
-¿Y para alcanzar el éxito, dónde radica la clave?
-Primero hay que conseguir que te guste lo que hagas, que llegues a jugar sin intención de ser profesional. Es una de las claves que quizás se está perdiendo un poquito. Están los típicos padres que apuntan a sus hijos a cualquier deporte aspirando a que sean Gasol, Messi o Ronaldo y después presionan al niño en casa. El niño tiene que pasárselo bien y luego una vez que has llegado o ves que puedes llegar hay que aprovechar la oportunidad, ser disciplinado dándolo todo por el deporte que has apostado e intentar mejorar día a día. Desde que comienzas a los 8 años hasta que te retiras cada día tienes que ir aprendiendo un poquito y saber que ese aprendizaje diario solo se consigue con el esfuerzo y la motivación.
-¿Está el deporte de élite escaso de actitudes éticas?
-Hay un momento en que el deporte se ha comercializado tanto que a veces es más un negocio que el deporte, pero los valores siguen estando ahí, muchas veces se confunde el deporte con fútbol y quizás ese sea el problema que existe. El fútbol puede ser un deporte que a nivel comercial es demasiado y nos puede hacer perder la visión de lo que es ético, pero siguen siendo deportes con valores éticos. Tú apuntas a un niño en un deporte para que sea disciplinado, aprenda a compartir, para que sea más extrovertido, a jugar en equipo y aprender a disfrutar y a reír. Solo hay que ver que la imagen más bonita se produce en los países africanos los niños con una pelota están con una sonrisa y es lo que tenemos que recuperar, dejarnos de la presión de querer ser. Cuando estás jugando un partido de alto nivel te pelees porque un niño puede verlo y reproducirlo en la escuela. Los valores siguen estando ahí y es algo que hay que incentivar y defender.
-En los tiempos actuales, ¿es el deporte, si no el mejor, un gran elemento integrador de culturas?
-Es el mejor, creo que siempre, no existen razas ni religión, solo es deporte. El deporte es el que tiene que unir a los mundos y lógicamente también desune, pero tiene que ser el elemento integrador de todo y hay que aprovecharlo. Tiene una fuerza que no tiene nada más, estamos en un país en crisis y una selección ha conseguido un éxito que hizo olvidar durante un tiempo la situación. Con el deporte la gente es feliz. Un país se paraliza para ver un elemento deportivo.
-¿Qué supone para usted recibir el III Premio Virtus?
-Es un reconocimiento muy bonito, porque es algo que no solo va dirigido a la carrera deportiva sino a los valores que se defienden cuando estás jugando. Lo más importante es cómo te recuerda la gente, en este sentido me enorgullece. Deportivamente he intentado ser un tipo coherente y una persona buena y la verdad es que cuando me dijeron que estaba nominado me dijeron que lo conseguí fue mucho mejor.
-Es un premio que reconoce el coraje, la valentía, la nobleza y la honradez entre otros, ¿cuál de esos cuatro es el que más pesa en el caso de David Barrufet?
-Pienso que la victoria no vale a cualquier precio, no soy de los que piensa que solo vale ganar y pienso que esos valores tiene que ser uno.
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